martes, 9 de septiembre de 2014

La Quinta España.

La quintaesencia quintacolumnista de la España mandada al quintopino.







  
          En homenaje al gran artista que me fue secuestrado durante tantos años: Carlos Sáenz De Tejada y De Lezama (Tánger, Marruecos, 22-6-1897 - Madrid, 23-2-1958).








          Perteneciente a la que vengo a denominar “La Quinta España”, porque eso de “La Tercera” me parece una pamema buenista engendrada artificialmente por una mala igualación de tabla rasa, infumable para cualquier espíritu libre o mente razonable; “La Cuarta” es que sigue en su eterna pregunta, y así nos está yendo; y “La Otra” no es precisamente la que se ha amparado bajo tan victimista y aprovechado cartel, a fuer de considerarse heterodoxa como sinónimo de compendio de virtud.








          Mientras, artistas de este calibre permanecen ocultados por tanto carcelero intelectualoide, periodístico o politicastro como nos aflige, invisibles para la masa tras los muros de las mazmorras de la dictadura cultural que padecemos.




























          Imprescidibles:

“Un pintor barroco a pie de pasarela. Carlos Sáenz De Tejada”. Carmen Grimau. Libertad Digital. 1-3-2012.























          Un maravilloso rescate desde ese terrible ostracismo al que relegaron a los que no fueron políticamente correctos y al que condenó a maravillosos artistas e intelectuales la dictadura cultural del pensamiento único que padecemos desde hace casi medio siglo en España. 








          Y va para el siglo en el resto del Mundo, en concreto desde el triunfo del socialismo en la Revolución Bolchevique y el fabuloso aparato de propaganda internacional del Partido Comunista soviético. Eso sí, amparado, jaleado y con la colaboración necesaria e imprescindible de todos los “tontos útiles” –en terminología de la propia Komintern, cuyo máximo ideólogo en los métodos más repugnantes por mendaces, manipuladores, tergiversadores y calumniosos de propaganda totalitaria y liberticida fue el italiano Antonio Gramsci– tontos, digo, del Occidente, amén de la tolerante permisividad –de la que siempre se han aprovechado todos los totalitarios liberticidas- hasta cierto punto lógica de las democracias liberales. Tontainas –canallescos en muchos casos- que han pululado por el Mundo Libre jugando en contra de la Libertad, desde el momento en que los señoritingos del movimiento fabiano americano –de corte y raíz masónicas- infiltraron a los partidos obreristas y se apoderaron de sus voluntades como auténticos amos en la sombra, así como de la inestimable cooperación si no activismo de tanto intelectualoide europeo, más que tarado, vivales –que es otra cosa bien distinta-. 








          Pero la historia se sigue repitiendo sin visos de enmienda y asistiremos, no sé si nuevamente impertérritos, al secuestro de artistas y su gramsciano “borrado” –hoy mucho más sencillo con el “fotoshop” mediático manipulador y controlado- de nuestro paisaje vital a manos del sectarismo liberticida de intenciones totalitarias que nos vuelve a invadir, o del que nunca quizás nos deshicimos aun las apariencias.













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